Sunday, April 3, 2016

Cubanos en la NBA: Lazaro Borrell


(Tomado de la Pagina de Facebook de Ile Duarte "Deportistas Cubanos por el Mundo"

Lázaro Borrell: Cubanos en la NBA
Por Carlos González
Ni aquel tiro libre que le costó un campeonato. Ni aquel día de 1999 que, de la forma menos deseada, desistió de la selección nacional, de Cuba, de sus seres más queridos, porque tenía otras ambiciones en su horizonte. Ninguno de esos instantes logra ser, desde mi opinión, tan desgarradores para el basquetbolista villaclareño Lázaro Borrell (20 de septiembre 1972), como tener que despedir a sus padres desde una interminable distancia de 90 millas (que se nos hace corta vista desde otras circunstancias), de enterarse por sendas llamadas telefónicas y quedarse atado ante la imposibilidad de venir a Cuba.
Primero su madre, luego su padre. Por ello no pudo cumplir la promesa de reflejar la imagen de San Lázaro bien dimensionada en su espalda, la cual hizo en ocasión del día que pudiera estar con toda su familia. Mas, lleva el retrato de ese santo en uno de sus brazos. El otrora ala-pívot del combinado nacional y uno de los dos cubanos con minutos en la NBA, ha tenido que enfrentar muchas rémoras a lo largo de su vida deportiva, sobre todo en los Estados Unidos. Una andadura de idas y vueltas que complacientemente comparte con Deportistas Cubanos por el Mundo a través de una extensa entrevista.
¿Qué recuerdos asaltan tu mente cuando te pregunto por la Liga Superior de Baloncesto (LSB) que tú jugaste?
Creo que fue una de las mejores ideas que tuvo la Federación de baloncesto para levantar el nivel de este deporte en Cuba a nivel local, pues en los cuatro equipos estaba repartido todo el núcleo de la selección nacional y así el público podía ver más baloncesto y de mejor nivel.
Fuiste la estrella de tu quinteto de los Lobos de Villa Clara por muchos años. Apartando la modestia, profundízame sobre eso.
“Tuve la suerte de empezar desde muy joven en los Lobos y contar con la ayuda y guía de entrenadores de mucha experiencia y jugadores también avezados como Jorge Luis Moret, Carlos Valle, Leonardo Maravilla” Pérez y muchos otros que me ayudaron en mi desarrollo. Como siempre digo, lo que fui como jugador, se lo debo a mis entrenadores y compañeros de equipos, que cada día me ayudaron a ser mejor jugador y mejor persona.
¿Cuándo llegas al equipo nacional cubano y en qué torneo? Haz un balance de tu periplo con el uniforme de las cuatro letras y lo que significó para ti.
Llegué en enero de 1988 como invitado. Luego del Campeonato Nacional, paso a ser miembro del equipo Cuba. Mi primer torneo oficial fue el Centrobasquet de la Habana 1989, y en pocas palabras fueron 11 años defendiendo la camiseta del equipo nacional con mucho orgullo y junto a mis compañeros, siempre tratamos de dar lo mejor de nosotros. Los mejores resultados que obtuvimos fueron los tres torneos Centrobasquet seguidos que ganamos: República Dominicana 1995, Honduras 1997 y como broche de oro, La Habana 1999”.
Tengo entendido que jugaste profesional con el conjunto argentino Obras Sanitarias, junto a Ángel Oscar Caballero, antes de dar tomar tu decisión definitiva en 1999. Háblame sobre eso.
Hubo una primera experiencia en la que Ángel Oscar y yo jugamos en Argentina. Fue una experiencia que me favoreció mucho en mi carrera deportiva y de esa época tengo muy buenos recuerdos.
Abandonas la escuadra cubana que intervino en el Preolímpico de Puerto Rico 1999, en un momento en el que sin dudas estabas en el top three del baloncesto cubano, ¿por qué tomas esta decisión?
Fue una decisión super difícil. Primero dejaba atrás a mi familia, mis amigos, toda una vida y me enfrentaba a lo desconocido. En ese momento sentía la necesidad de probarme a un nivel competitivo más fuerte, tenía mis propias añoranzas, estaba entrando en una edad que no tenía mucho tiempo para esperar y no se vislumbraba que hubiera algún cambio como los hay hoy.
Pero renunciaste a tu familia y a un mar de pueblo que seguía los encestes de ese mulato alto de más de 2 metros llamado Lázaro Borrell. ¿Qué implicó eso para ti?
Implicó muchas cosas. Mucha gente que me quería y me seguía, como bien dices, se dividió en opiniones hacia mi persona. Me catalogaron con muchos adjetivos desfavorables, sin saber que yo sentía o pensaba. En los primeros años tuve muchas noches encerrado en una habitación, llorando, porque no siempre lo que brilla es oro.
Tu llegada a la NBA provocó muchas ilusiones para quienes te seguían, esperaban un rendimiento duradero tuyo a ese nivel. Sin embargo, tu paso por el mejor baloncesto del mundo fue efímero, ¿a qué se debió eso?
“También provocó mucha ilusión en mí, pero y no es por justificarme, la barrera del idioma y las lesiones de rodilla con que llegué, incidieron en esa actuación breve en la NBA, además de una falta de preparación individual de mi parte.
Aunque breve, llegar a ese nivel es meritorio, digno de aplausos muchos. Descríbeme tu trayectoria por los Seattle Supersonics.

Fue una linda experiencia, desde que llegué me ayudaron mucho, aprendí a conocer y estudiar un poco más el juego del baloncesto, que no era como yo me lo imaginaba.
También me ayudó a prepararme de una forma diferente.
Después de eso, irrumpes frenéticamente en España y en distintos clubes de Latinoamérica sobre todo, y aportas muchísimo al plantel Obras Sanitarias, una especie de tu anterior equipo Villa Clara para ti. Háblame de eso.
“En 2001, cuando nace mi hijo, decido no jugar más, pero gracias a los consejos de un gran amigo mío argentino, que jugó conmigo en Obras Sanitarias, regreso a las canchas y tomo un segundo aire en Argentina, ya como jugador profesional y con más experiencia. Allí también fui recibido de la mejor manera”.
Tu generación fue una de las mejores del basquetbol cubano, ¿acaso crees que supera a la de los míticos hombres del bronce olímpico de 1972?
Me gustaría poder decir que sí, pero esa medalla de bronce olímpica es insuperable. Tal vez podamos decir que fuimos los mejores después de la generación de Múnich 1972.
Andrés Gilbert fue el primero que abrió las puertas de la NBA para Cuba, ¿qué opinión te merece este jugador?
Andrés Gilbert es un ejemplo de superación. Llegó al equipo nacional creo, sin haber jugado en las categorías formativas, y trabajando día a día se convirtió en una pieza fundamental del conjunto cubano y luego tuvo experiencia en la NBA y en Europa
¿Cuándo te retiras y por qué?
El 24 de noviembre de 2009 me lastimo la rodilla derecha. Una semana después me la tuve que operar y ahí se terminó mi carrera como jugador activo y llegó mi despedida para siempre. No fue de la forma que quería, ni en el lugar que hubiera deseado, pero son cosas de la vida.
Si te cometo una falta antideportiva y te obligo a que sueltes tres tiros libres, traducidos a los tres mejores momentos de tu carrera deportiva, ¿cuáles me dirías?
Siempre van a ser momentos en los que gané algo. El primero, mi último torneo como jugador escolar categoría 15-16 años, jugando con mi equipo de Villa Clara, le ganamos por la discusión de la medalla de oro al conjunto de Ciudad de la Habana en la Ciudad Deportiva. El segundo, jugar un Campeonato Mundial con la selección de Cuba, en Toronto 1994. Y el tercero, haber ganado tres Centrobasquet consecutivos, pero en especial el de la Habana, cuando vencimos en la final al equipo de Puerto Rico, a pesar de que muy pocos nos daban como favoritos, incluso, algunos periodistas locales.
Hablando de tiros libres, es inevitable hablar del que quizás fue tu peor momento deportivo, aquel disparo que fallaste en tu propia provincia y costó un campeonato.
Esa cruz tengo que cargarla por el resto de mi vida. Toda la gente de Villa Clara puede estar convencida de que si tomé la pelota para el último tiro, fue porque me tocaba y nadie más que yo quería ese título.
Siempre di el 100% por ganar partidos, pero ese día la vida me jugó una mala pasada, pero en toda novela hay héroes y villanos, y por desgracia en ese momento me tocó ser villano.
Desde 1999 hasta enero del 2015, estuviste sin venir a Cuba, viendo a tus seres más queridos a 90 millas, ¿por qué no habías venido antes y qué te encuentras cuando llegas aquí después de 15 años?
“Primero había una serie de leyes y medidas que me impedían regresar, hasta que después se autoriza el regreso de aquellos deportistas que tenían más de 8 años fuera de Cuba. Después de 15 años y medio sin venir, solo te puedo decir que me encontré con el afecto y cariño más fuerte que nunca de mi familia, amigos y algún que otro fanático que me pudo ver.
Te enteras de la muerte de tus padres vía telefónica. Háblame sobre eso, ¿hiciste intentos por venir al saber de los fallecimientos o antes?
“Fue el momento más triste, doloroso, amargo, terrible que puede pasar un hijo. Cuando el fallecimiento de mi mamá, quise venir, pero todavía no tenía mi residencia en Estados Unidos en aquel momento. Al morir mi padre, ya tenía mi residencia, pero todo ocurrió de un día para otro casi.
Llevas tatuado en tu brazo la bendita imagen de San Lázaro, todo un santo milagroso que arrastra multitudes en Cuba cada año, ¿por qué llevas ese tatuaje, acaso crees perseverantemente en él?
Desde que tengo uso de razón mi mamá siempre lo veneró. Recuerdo que en mi casa siempre los 17 de diciembre se velaba a San Lázaro y yo también seguí la tradición. De hecho, cumplí mi sueño de tatuármelo para que este conmigo en todo momento, a donde quiera que vaya.
¿Cómo ves la figura de tu hermana Leonor Borrell, toda una gloriosa en el mundo del baloncesto?
Mi jugadora de básquet favorita, siempre la vi como un ejemplo a seguir, siempre quise ser como ella, pero a la vista, me quedé muy por debajo-sonríe.
¿Cómo describes tu vida en Estados Unidos desde que llegaste hasta hoy? ¿A qué te dedicas en la actualidad?
Cuando tenemos responsabilidades no tenemos tiempo para nada, pero estoy contento aquí, he aprendido muchas cosas como otras culturas, idiomas, he conocido mucha gente y me he reencontrado con otras amistades que hacía mucho tiempo no veía. Pero sí te puedo asegurar que extraño todo lo que dejé atrás en Cuba, ahora dedico mi tiempo a preparar a mi hijo que juega al básquet también y al negocio del transporte, algo completamente diferente a mi profesión.
El chama juega básquet, ¿superará al padre?
Espero que me supere a mí y que pueda ser tan bueno como la tía.
Un mensaje a Gustavo, fanático tuyo que te recuerda insistentemente a pesar de que su equipo fuera Capitalinos.
Un saludo bien grande para Gustavo y siempre es bueno saber que a pesar de los años todavía los fanáticos te recuerdan. Dile que si quiere podemos jugar un 1 vs 1, concluye en medio de risas.



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