(Tomado de la pagina de Facebook de Ile Duarte "Deportistas Cubanos por el Mundo)
Arturo Miranda: De Cuba a una hoja de arce en el corazón
Por Carlos González
De Arturo Miranda conocía poco o nada. Solo que era un clavadista
cubano al que le vetaron la posibilidad de competir por Canadá en los
Juegos Olímpicos de Sidney 2000. Pero supuse que detrás de eso había una
historia interesante que merecía ser contada. Impulsado por mi instinto
periodístico anduve y desanduve la Internet y con las fraternas
palabras de un amigo y excompañero de Miranda de la selección nacional
cubana, confeccioné este material.
Fue un cable de El Nuevo
Herald, fechado el 19 de agosto de 2000, lo que me abrió las puertas de
este clavadista habanero. Decía que las autoridades cubanas han rehusado
permitir que el saltador de trampolín naturalizado canadiense Arturo
Miranda () acuda a la justa olímpica en representación de Canadá. Tras
búsquedas infructuosas en archivos físicos sobre su posible
participación en defensa de Cuba, es que contacté con el otrora
clavadista Abel Ramírez, entre los dos mejores en la génesis de este
deporte en la Isla.
Ramírez me dijo que efectivamente se acordaba
de Miranda, colega suyo alrededor de cinco años en el equipo grande y
que el evento de mayor envergadura que recuerda de él son los Juegos
Panamericanos de La Habana 1991, además de intervenir en el
Centroamericano por edades en Venezuela 1989 y monarca nacional en
plataforma a 10 metros. Amplía que se fue del clavado aproximadamente en
1992 y continuó su labor en el ballet acuático que se realizaba en los
hoteles, espectáculo vendible de mucho agrado para el turismo
internacional.
Contrario a lo que dicen algunas publicaciones de
que Arturo no asistió a los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 por
falta de presupuesto, otra versión fidedigna apunta que él no estaba en
los planes para ese certamen. Solamente se barajaba con fuerza los
nombres de Maité Garbey, Rioger Ramírez y Abel Ramírez, los cuales a la
postre no fueron incluidos.
Después Miranda contraería nupcias
con una canadiense que trabajaba como consultora de la industria
turística cubana y se traslada a Toronto cuando el contrato de ella
caducó en 1995. Una vez asentado en esa nación norteña retomó los
entrenamientos y se propuso despertar las pretensiones olímpicas, habida
cuenta de la cercanía de la justa cuatrienal de Sidney 2000. "He
sacrificado muchas cosas para esto porque pensé que era posibles.
Todavía no he recuperado mi plena confianza en el deporte, pero estoy
trabajando en ello.", dijo Miranda a pocos días de la cita estival de
marras, luego de que se perdiera cerca de 10 días de entrenamientos, al
lesionarse un hombro durante un encuentro internacional en México.
Este atleta nacido el 19 de enero de 1971 recibió la ciudadanía
canadiense en diciembre de 1999 y ya tenía cumplido el período
establecido en un reglamento que dispone que si un deportista cambia de
nacionalidad, su país de origen tiene la potestad de vetar durante tres
años su participación con su nueva nación. Sin embargo, el COI expresó
que el ornamentalista no recibió el aval de Cuba para competir bajo otra
bandera.
Los cubanos le negaron el permiso y protestaron por la
presencia de Miranda en la delegación canadiense. El COI lo declaró
inhabilitado para competir en Sydney la semana pasada, según reportó un
artículo del 14 de septiembre de 2000. Pero el cubano superó el
obstáculo de no ver realizado su sueño olímpico y se mantuvo entrenando
consistentemente con ansias de obtener desempeños satisfactorios y
quizás algún día llegar a una final bajo los cinco aros. Su casta
deportiva lo mantenía embullado, pues tanto su madre (clavadista) y su
padre (luchador) fueron deportistas.
En el Campeonato Mundial de
Natación de Montreal 2005 se coló en la final del trampolín de tres
metros, ubicándose en el onceno lugar. Al año siguiente, junto a su
compañero Alexandre Despatie, se colgó al cuello la medalla de oro del
trampolín sincronizado a tres metros de los Juegos de la Mancomunidad
de Melbourne, Australia.
En el 2007 alcanzó sendos resultados que
le dieron confianza con vistas a concursar en las venideras Olimpiadas
de Beijing 2008. De nuevo junto a Despatie y de nuevo en Melbourne
(ciudad que se convirtió en talismán del antillano), conquistó un
resultado con matices esplendorosos: plata en el trampolín sincronizado a
tres metros del Campeonato Mundial de Deportes Acuáticos. "No
esperábamos una medalla la verdad.
Queríamos buenos resultados y
estar entre los primeros () Ojalá mantengamos el equipo con Alexander",
expresó a la AP, refiriéndose a la posibilidad de que la dupla se
mantuviera junta para Beijing, pues este resultado le aseguró un cupo.
Una presea de bronce fue el resultado acaparado en los Juegos
Panamericanos de Rio de Janeiro 2007, en su modalidad fuerte, la misma
que le permitió hacerse de un tercer puesto en la Copa Mundial de 2008.
Llegaron los Juegos Olímpicos y a los 37 años Arturo Miranda cumplía su
anhelo, debutaba a este nivel con un respetable quinto lugar en el
sincronizado de tres metros, en compañía de Despatie.
Después de
esta magna cita, Arturo se retira como atleta del deporte activo y pasa a
ocupar funciones como entrenador de su compañero y amigo Alexandre
Despatie, quien tiene una vitrina abarrotada de grandes logros como dos
subtítulos olímpicos, tres coronas mundiales, nueve diademas en Juegos
de la Mancomunidad y cuatro reinados continentales. En total suma en
estos cuatro eventos 28 preseas de distintos colores, lo que lo ubican
como uno de los clavadistas más grandes de la historia.
En el año
2009, cuando Despatie alcanzó dos bronces en el Mundial de Italia,
Miranda fue agasajado con el Petro Canada Coaching Excellence Award por
conducir a su discípulo a esas actuaciones. Más tarde acudió a sus
segundas citas estivales, esta vez como preparador en Londres 2012.
Actualmente es entrenador del club Unattached y también ha guiado a
otras figuras relevantes del clavado canadiense como Reuben Ross y
Philippe Comtois.
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